El Miércoles de Ceniza es un día santo cristiano de oración y ayuno. Es el primer día de Cuaresma, que son las seis semanas de penitencia antes de Pascua. Es el primer día de la Cuaresma en los calendarios litúrgicos católico y anglicano, como así también de diversas denominaciones protestantes, luterana, metodista, presbiterana y algunas bautistas.
En Gibraleón estos son los horarios de las misas para la imposición de la Santa Ceniza:
10:30h – Iglesia de Ntra. Sra. del Carmen 12:00h – Parroquia de Santiago Apóstol 19:30h – Parroquia Matriz de San Juan Bautista
A continuación se transcribe íntegro el Mensaje del Papa Francisco para el tiempo de Cuaresma 2021.
“Mirad, estamos subiendo a Jerusalén… (Mt 20,18). Cuaresma: un tiempo para renovar la fe, la esperanza y la caridad”.
Queridos hermanos y hermanas:
Cuando Jesús anuncia a sus discípulos su pasión, muerte y resurrección, para cumplir con la voluntad del Padre, les revela el sentido profundo de su misión y los exhorta a asociarse a ella, para la salvación del mundo.
Recorriendo el camino cuaresmal, que nos conducirá a las celebraciones pascuales, recordemos a Aquel que “se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz” (Flp 2,8). En este tiempo de conversión renovemos nuestra fe, saciemos nuestra sed con el “agua viva” de la esperanza y recibamos con el corazón abierto el amor de Dios que nos convierte en hermanos y hermanas en Cristo. En la noche de Pascua renovaremos las promesas de nuestro Bautismo, para renacer como hombres y mujeres nuevos, gracias a la obra del Espíritu Santo. Sin embargo, el itinerario de la Cuaresma, al igual que todo el camino cristiano, ya está bajo la luz de la Resurrección, que anima los sentimientos, las actitudes y las decisiones de quien desea seguir a Cristo.
El ayuno, la oración y la limosna, tal como los presenta Jesús en su predicación (cf. Mt 6,1-18), son las condiciones y la expresión de nuestra conversión. La vía de la pobreza y de la privación (el ayuno), la mirada y los gestos de amor hacia el hombre herido (la limosna) y el diálogo filial con el Padre (la oración) nos permiten encarnar una fe sincera, una esperanza viva y una caridad operante.
En este tiempo de Cuaresma, acoger y vivir la Verdad que se manifestó en Cristo significa ante todo dejarse alcanzar por la Palabra de Dios, que la Iglesia nos transmite de generación en generación. Esta Verdad no es una construcción del intelecto, destinada a pocas mentes elegidas, superiores o ilustres, sino que es un mensaje que recibimos y podemos comprender gracias a la inteligencia del corazón, abierto a la grandeza de Dios que nos ama antes de que nosotros mismos seamos conscientes de ello. Esta Verdad es Cristo mismo que, asumiendo plenamente nuestra humanidad, se hizo Camino -exigente pero abierto a todos- que lleva a la plenitud de la Vida.
El ayuno vivido como experiencia de privación, para quienes lo viven con sencillez de corazón lleva a descubrir de nuevo el don de Dios y a comprender nuestra realidad de criaturas que, a su imagen y semejanza, encuentran en Él su cumplimiento. Haciendo la experiencia de una pobreza aceptada, quien ayuna se hace pobre con los pobres y “acumula” la riqueza del amor recibido y compartido. Así entendido y puesto en práctica, el ayuno contribuye a amar a Dios y al prójimo en cuanto, como nos enseña Santo Tomás de Aquino, el amor es un movimiento que centra la atención en el otro considerándolo como uno consigo mismo (cf. Carta enc. Fratelli tutti, 93).
La Cuaresma es un tiempo para creer, es decir, para recibir a Dios en nuestra vida y permitirle “poner su morada” en nosotros (cf. Jn 14,23). Ayunar significa liberar nuestra existencia de todo lo que estorba, incluso de la saturación de informaciones -verdaderas o falsas- y productos de consumo, para abrir las puertas de nuestro corazón a Aquel que viene a nosotros pobre de todo, pero “lleno de gracia y de verdad” (Jn 1,14): el Hijo de Dios Salvador.
2. La esperanza como “agua viva” que nos permite continuar nuestro camino.
La samaritana, a quien Jesús pide que le dé de beber junto al pozo, no comprende cuando Él le dice que podría ofrecerle un “agua viva” (Jn 4,10). Al principio, naturalmente, ella piensa en el agua material, mientras que Jesús se refiere al Espíritu Santo, aquel que Él dará en abundancia en el Misterio pascual y que infunde en nosotros la esperanza que no defrauda. Al anunciar su pasión y muerte Jesús ya anuncia la esperanza, cuando dice: “Y al tercer día resucitará” (Mt 20,19). Jesús nos habla del futuro que la misericordia del Padre ha abierto de par en par. Esperar con Él y gracias a Él quiere decir creer que la historia no termina con nuestros errores, nuestras violencias e injusticias, ni con el pecado que crucifica al Amor. Significa saciarnos del perdón del Padre en su Corazón abierto.
En el actual contexto de preocupación en el que vivimos y en el que todo parece frágil e incierto, hablar de esperanza podría parecer una provocación. El tiempo de Cuaresma está hecho para esperar, para volver a dirigir la mirada a la paciencia de Dios, que sigue cuidando de su Creación, mientras que nosotros a menudo la maltratamos (cf. Carta enc. Laudato si’, 32-33;43-44). Es esperanza en la reconciliación, a la que san Pablo nos exhorta con pasión: “Les pedimos que se reconcilien con Dios” (2 Co 5,20). Al recibir el perdón, en el Sacramento que está en el corazón de nuestro proceso de conversión, también nosotros nos convertimos en difusores del perdón: al haberlo acogido nosotros, podemos ofrecerlo, siendo capaces de vivir un diálogo atento y adoptando un comportamiento que conforte a quien se encuentra herido. El perdón de Dios, también mediante nuestras palabras y gestos, permite vivir una Pascua de fraternidad.
En la Cuaresma, estemos más atentos a “decir palabras de aliento, que reconfortan, que fortalecen, que consuelan, que estimulan”, en lugar de “palabras que humillan, que entristecen, que irritan, que desprecian” (Carta enc. Fratelli tutti, 223). A veces, para dar esperanza, es suficiente con ser “una persona amable, que deja a un lado sus ansiedades y urgencias para prestar atención, para regalar una sonrisa, para decir una palabra que estimule, para posibilitar un espacio de escucha en medio de tanta indiferencia” (ibíd., 224).
En el recogimiento y el silencio de la oración, se nos da la esperanza como inspiración y luz interior, que ilumina los desafíos y las decisiones de nuestra misión: por esto es fundamental recogerse en oración (cf. Mt 6,6) y encontrar, en la intimidad, al Padre de la ternura.
Vivir una Cuaresma con esperanza significa sentir que, en Jesucristo, somos testigos del tiempo nuevo, en el que Dios “hace nuevas todas las cosas” (cf. Ap 21,1- 6). Significa recibir la esperanza de Cristo que entrega su vida en la cruz y que Dios resucita al tercer día, “dispuestos siempre para dar explicación a todo el que nos pida una razón de nuestra esperanza” (cf. 1 P 3,15).
3. La caridad, vivida tras las huellas de Cristo, mostrando atención y compasión por cada persona, es la expresión más alta de nuestra fe y nuestra esperanza.
La caridad se alegra de ver que el otro crece. Por este motivo, sufre cuando el otro está angustiado: solo, enfermo, sin hogar, despreciado, en situación de necesidad… La caridad es el impulso del corazón que nos hace salir de nosotros mismos y que suscita el vínculo de la cooperación y de la comunión.
“A partir del ‘amor social’ es posible avanzar hacia una civilización del amor a la que todos podamos sentirnos convocados. La caridad, con su dinamismo universal, puede construir un mundo nuevo, porque no es un sentimiento estéril, sino la mejor manera de lograr caminos eficaces de desarrollo para todos” (Fratelli Tutti, 183).
La caridad es don que da sentido a nuestra vida y gracias a este consideramos a quien se ve privado de lo necesario como un miembro de nuestra familia, amigo, hermano. Lo poco que tenemos, si lo compartimos con amor, no se acaba nunca, sino que se transforma en una reserva de vida y de felicidad. Así sucedió con la harina y el aceite de la viuda de Sarepta, que dio el pan al profeta Elías (cf. 1 R 17,7-16); y con los panes que Jesús bendijo, partió y dio a los discípulos para que los distribuyeran entre la gente (cf. Mc 6,30-44). Así sucede con nuestra limosna, ya sea grande o pequeña, si la damos con gozo y sencillez.
Vivir una Cuaresma de caridad quiere decir cuidar a quienes se encuentran en condiciones de sufrimiento, abandono o angustia a causa de la pandemia de COVID- 19. En un contexto tan incierto sobre el futuro, recordemos la palabra que Dios dirige a su Siervo: “No temas, que te he redimido” (Is 43,1), ofrezcamos con nuestra caridad una palabra de confianza, para que el otro sienta que Dios lo ama como a un hijo.
“Solo con una mirada cuyo horizonte esté transformado por la caridad, que le lleva a percibir la dignidad del otro, los pobres son descubiertos y valorados en su inmensa dignidad, respetados en su estilo propio y en su cultura y, por lo tanto, verdaderamente integrados en la sociedad” (Fratelli Tutti, 187).
Queridos hermanos y hermanas: Cada etapa de la vida es un tiempo para creer, esperar y amar. Este llamado a vivir la Cuaresma como camino de conversión y oración, y para compartir nuestros bienes, nos ayuda a reconsiderar, en nuestra memoria comunitaria y personal, la fe que viene de Cristo vivo, la esperanza animada por el soplo del Espíritu y el amor, cuya fuente inagotable es el corazón misericordioso del Padre.
Que María, Madre del Salvador, fiel al pie de la cruz y en el corazón de la Iglesia, nos sostenga con su presencia solícita, y la bendición de Cristo resucitado nos acompañe en el camino hacia la luz pascual.
Roma, San Juan de Letrán, 11 de noviembre de 2020, memoria de San Martín de Tours.
Calendario de celebraciones religiosas con motivo del día de Todos los Santos y Fieles Difuntos en la localidad de Gibraleón.
Este año no se celebrará el tradicional Rosario y Santa Misa por el cementerio ante la situación tan grave que estamos viviendo con la pandemia de COVID19.
Como cada 26 de julio, la Iglesia Católica, la Ortodoxa y la Anglicana conmemoran a Santa Ana y San Joaquín, padres de María y, por tanto, abuelos maternos de Jesús de Nazaret.
Tradicionalmente la Parroquia de Gibraleón ha oficiado una Misa en su honor y una posterior procesión por las calles de nuestro municipio pero dadas las actuales circunstancias que vivimos, este año no podremos disfrutar de la Santa en las calles de nuestro pueblo.
No obstante se celebrará la Santa Misa a las 20:30h en la Parroquia Matriz de San Juan Bautista.
Aprovecharemos la homilía para dedicar esta jornada de oración por los afectado de la pandemia. Asimismo celebraremos la Eucaristía por el eterno descanso de todos los difuntos y el consuelo y esperanza de sus familiares.
Daremos gracias por todo el trabajo y el sacrificio realizado por tantas personas y rezaremos de manera especial por todos los mayores.
Tras el levantamiento del estado de alarma por parte del Gobierno de España, nuestro país comienza a volver a la “nueva normalidad”.
La Comunidad Parroquial por tanto también iniciará con precaución sus acciones para continuar con la vida parroquial que tiene nuestra feligresía a lo largo del año.
Una de las celebraciones que se suspendieron durante el estado de alarma, fue la Primera Comunión de muchos niños y niñas que deberían de haber realizado durante el mes de mayo.
Por tanto, tras haberse planteado múltiples opciones, desde la Parroquia de Gibraleón se ha organizado varios grupos de niños y niñas con el fin de celebrar este sacramento dentro de las mejores circunstancias.
MES DE JULIO
Sábado 4 y Domingo 5
Sábado 11 y Domingo 12
Sábado 18 y Domingo 19
MES DE SEPTIEMBRE
Sábado 5
Sábado 12 y Domingo 13
Sábado 19 y Domingo 20
Todas las celebraciones tendrá el mismo horario (11:00h), salvo el día 18 y 19 de junio donde habrá dos grupos (10:00h y 12:00h)
Tras los datos de audiencia registrados en la página de Facebook y la página web de la Parroquia de Gibraleón con la emisión del Triduo en honor a Nuestra Señora del Rocío con la Hermandad de Gibraleón, la Parroquia de Gibraleón emitirá en directo el Solemne Triduo Sacramental aprovechando la festividad del Corpus Christi.
Dada las actuales circunstancias provocadas por la maldita pandemia que padecemos, desde la Parroquia, junto a nuestro grupo de colaboradores, hemos decidido seguir apostando por este tipo de acciones con el objetivo de que llegue la Santa Misa a todos los hogares y a todas las personas que no puedan acudir a la Parroquia, por enfermedad o porque no se pueda completar el aforo máximo del templo.
Las emisiones del triduo serán los días 11,12 y 13 de junio a partir de las 19:30h con la Exposición del Santísimo Sacramento y posteriormente con la celebración de la Santa Eucaristía (20:30h) desde la Parroquia de Santiago Apóstol.
Como viene siendo habitual, dichas emisiones podrán seguirse por los canales oficiales de El Sembrador Europa (web, facebook, twitter y TV) y por el facebook y página web de la Parroquia de Gibraleón.
Durante los días 27, 28 y 29 de mayo se han celebrado los cultos en honor a Nuestra Señora del Rocío.
Tras la petición de la hermandad filial olontense y la iniciativa de la Parroquia de Gibraleón por retransmitir las celebraciones eucarísticas, hemos retransmitido en riguroso directo los tres días de triduo que la Hermandad de Gibraleón ha celebrado en la Matriz de San Juan Bautista.
Además de retransmitirse por la página de Facebook y la web de la Parroquia, también se ha emitido por la página de Facebook de la Hermandad del Rocío y de El Sembrador, y desde la web del El Sembrador.
Los resultados de las retransmisiones han sido bastantes positivos, teniendo una media de 25-30 telespectadores simultáneamente, más de 100 interacciones, un alcance de 366 personas de media y 118,66 participación entre reacciones, comentarios, compartidos y clics.
Tenemos que agradecer a El Sembrador por la cesión de sus medios audiovisuales y su colaboración desinteresada con la Parroquia y la Hermandad del Rocío para hacer posible este hecho.
Asimismo informamos de que tras la aprobación del párroco de Gibraleón y dentro de nuestras posibilidades, retransmitiremos la Santa Misa Dominical todas las semanas a partir de las 12 horas.
El pasado miércoles 13 de mayo, la Cadena COPE entrevistó a la coordinadora de Cáritas Parroquial en Gibraleón, Rocío Torres, quien hizo un repaso de como se está afrontando esta crisis sanitaria y económica en el seno de Cáritas.
Confirmada la entrada en la denominada “Fase 1” de nuestra provincia de Huelva, desde la Parroquia de Gibraleón informamos de la reapertura de la Parroquia de San Juan Bautista, siguiendo las directrices de aforo y las medidas de seguridad indicadas por las autoridades.
Por el momento solo se abrirá al público la Parroquia Matriz de San Juan Bautista para la celebración de la Santa Misa.
HORARIOS DE MISAS
Sábado 16 de Mayo
19:30h
20:30h
Domingo 17 de Mayo
09:00h
12:00h
20:30h
Desde el equipo parroquial aprovecharemos esta semana para acondicionar el resto de templos con el fin de que vuelvan a abrir sus puertas próximamente.
ACCESO AL TEMPLO
Antes de salir de casa, los fieles deberán valorar la conveniencia o no de asistir a la Parroquia, especialmente si padecen algún síntoma que pudiera estar asociado a la enfermedad del coronavirus, o si por edad o por problemas de salud, pudieran ser personas de riesgo, recomendando encarecidamente continuar con la oración desde casa y el seguimiento de las Eucaristías a través de los medios telemáticos para estas personas. Recordamos que nuestro Arzobispo dispensó a los fieles del cumplimiento del precepto dominical cuando comenzó el estado de alarma y ha prorrogado esta dispensa mientras se mantengan limitaciones a la movilidad.
El templo estará abierto para la oración de los fieles en el horario antes indicado, si bien 30 minutos antes de la celebración de las Eucaristías, sólo se permitirá el acceso para participar de las mismas. La entrada y la salida del templo, así como la deambulación por su interior, deberá hacerse por los itinerarios marcados.
Se recomienda a los fieles que accedan al templo con mascarilla correctamente colocada (esto es, tapando nariz y boca) y, en su caso, guantes, así como que hagan uso de la solución hidroalcohólica colocada a la entrada del mismo para el lavado de manos.
PERMANENCIA EN EL INTERIOR DEL TEMPLO
En todo momento deberán respetarse las medidas de distanciamiento social. Dada la limitación de aforo, es importante que los fieles estén en el interior del templo el tiempo estrictamente necesario para la oración o participación en la Eucaristía correspondiente, facilitando así el acceso al resto de fieles.
PARTICIPACIÓN EN LAS EUCARISTÍAS
Es conveniente que aquellos fieles que deseen participar de la Eucaristía acudan con tiempo a la Parroquia. Dado que el aforo estará limitado durante esta fase a 1/3 del templo (52 personas), una vez completado el mismo no podrán acceder más fieles al interior.
Para participar en la Eucaristía, los fieles deberán ocupar los lugares indicados en los bancos y guardar en todo momento las medidas de distanciamiento social. Se deberán ocupar en primer lugar los bancos delanteros.
Para recibir la Comunión, el acceso se hará por el pasillo central, retornando al banco por el pasillo lateral más cercano. En la fila para recibir la Comunión se deberá respetar la distancia interpersonal, ocupando las marcas en el suelo. A tal efecto, en los bancos no deberá dejarse ningún efecto personal, ni mucho menos las mascarillas. La Comunión se recibirá por todos los fieles en la mano, debiendo seguirse en todo momento las directrices que el celebrante pueda marcar
SALIDA DEL TEMPLO
Una vez finalizada la Eucaristía, y especialmente los Domingos, se ruega a los fieles que, manteniendo en todo momento las medidas de distanciamiento social y de forma ordenada, procedan a la salida del templo para facilitar el acceso a los fieles que quieran participar en la siguiente Misa.
Dado que durante la Eucaristía no se pasará la colecta, los donativos podrán dejarse en los cepillos colocados a la salida de la Iglesia.
OTRAS ACTIVIDADES
Hasta nueva orden, continuarán suspendidas las reuniones, sesiones de catequesis, actividades de grupo, etc… excepto aquellas que se convoquen expresamente, para las cuales se darán las oportunas instrucciones en cada caso.